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lunes, septiembre 30, 2002


Bitácora de fin de mundo (2)
por Rodolfo A. Rico
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El reto de Lula




Luis Ignacio da Silva es el virtual ganador de las elecciones brasileñas el próximo 6 de octubre. En Brasil ya nadie se pregunta si ganará, si no cuando. Para ganar en la primera vuelta necesita al menos el 50 por ciento del voto del electorado y según la encuesta que se revise ya tiene entre 49 y 43 por ciento. Aunque ya ha recibido la bendición de la banca brasileña, y del actual presidente Henrique Cardoso, Lula nunca ha tenido muy buena suerte con las encuestas: en tres oportunidades ha sido el candidato favorito y en esas mismas tres oportunidades ha perdido. Sin embargo de ganar Lula llevará encima una pesada carga: el mismo. Los brasileños esperan de Lula mucho, quizás demasiado, la izquierda de Latinoamérica también. De Lula esperan los brasileños que disminuya las inmensas diferencias entre ricos y pobres que en Brasil son las más grandes de todo el continente. Seguramente también el Movimiento de los Sin Tierra espera una más justa distribución de las tierras que en Brasil está en manos de unos pocos terratenientes, muchos grupos más radicales presionaran a Lula para que recuerde sus campañas en contra del pago de la deuda externa y Lula tendrá, paradójicamente, que luchar contra ese exceso de expectativas para hacer un gobierno lo más a la izquierda posible en el contexto mundial actual.



Para la izquierda latinoamericana Lula puede ser un apoyo y un ejemplo. No es poco cosa que una de la economías más grande del mundo, uno de los más apetitosos mercados esté en manos de un hombre de izquierda que propone hacer énfasis en la producción económica (y por lo tanto en el auto abastecimiento) que en la especulación financiera. Brasil es además por sus dimensiones uno de los pocos países capaces de lograrlo. Lula cuenta con un partido con amplias experiencias de gobierno municipal y estadal, un partido que no sólo tiene apoyo popular sino de parte de la clase media y de la intelectualidad brasileña. Como también de un buen número de empresarios nacionalistas que lo apoyan, empezando por su candidato a vicepresidente, un empresario evangélico del Partido Liberal.



Lula podría demostrarle a la izquierda latinoamericana que es posible gobernar sin autoritarismos y sin populismos que puede haber espacio para la justicia social con equilibrios macroeconómicos. Para esto Lula tendrá que luchar con las expectativas radicales de parte de sus simpatizantes y con los pronósticos "negativos" (por aquello de estar en contra del libre comercio) que hacen las bancas de inversión como J. P. Morgan, Merril Lynch, Goldman Sachs que acentúan la depreciación del real brasileño. Ese es el principal reto de Lula.





Lula no es Chávez

Lula y Chávez son muy distintos mientras que Lula es un ex sindicalista y obrero metalúrgico con amplia experiencia política Chávez es un militar que votó por primera vez por él mismo en 1998. Lula tiene un partido político con experiencia que lo respalda (El Partido de los Trabajadores, PT), Chávez sólo cuneta con una organización electoral (el Movimiento Quinta República) y algunos pequeños partidos con escasa experiencia de gobierno (sólo integrantes del partido Patria Para Todos han sido gobierno con anterioridad).MIentras Chávez radicaliza su discurso para excluir a las minorías, Lula modera su discurso para incluir a esas minorías. Otra gran diferencia de Lula y Chávez es que mientras el venezolano tiene una cultura militar de mandar y obedecer Lula ha construido con su partido una verdadera experiencia de democracia participativa, es decir de diálogo, de deliberación.